El hecho andragógico en la película
El Estudiante: Una aproximación
a la existencia como
una escuela de vida.
Por: José Luís Cruz
“Debes caminar tu propio camino. El camino andado por otro no es tu camino, pertenece a ese otro”
Buda
He querido iniciar mi disertación acerca de la película “El Estudiante” con esta certera frase de Buda que, a mi entender, resume un poco el contenido de la misma, que no es otro, sino el de hacernos comprender las múltiples potencialidades humanas que cada uno de nosotros alberga dentro de sí, y que hacen de la vida una auténtica y poderosa universidad, transformando el hecho de vivir en un verdadero hecho andragógico que continua a lo largo de la vida y que sólo se detiene con la “muerte”.
He notado que la cinta no hace tanto hincapié en el mero hecho de la educación formal en sí. Es decir, una educación basada el currículo de los pemsa académicos, sino más bien, se basa en una tertulia sin fin, un compartir dialógico, entre un hombre mayor, entrado ya en esa etapa de la vida que llaman tercera edad, y un grupo de jóvenes que recién inician sus vidas como adultos. Es lógico que haya una brecha generacional entre ellos y que muchas veces exista una incomprensión entre las persona por este motivo, pero justamente allí radica la belleza de la vida, una de las enseñanzas fundamentales de la misma. Todas las trabas, inconvenientes y obstáculos, o como se les quiera llamar, constituyen nuestro examen de vida y son las pruebas a que la misma nos somete para que aprendamos, maduremos y transitemos por este sendero que constituyen la existencia humana. A través de este proceso, la Maestra Vida, al decir de Rubén Blades, nos quiere hacer más sabios, más conscientes y más humanos.
Es bueno aclarar en este punto, que no sólo se da un proceso de incomprensión y desentendimiento entre las personas por la brecha generacional, sino que a veces intervienen otros factores como pueden ser: La raza, la posición social, las diferencias culturales, entre otras, que imposibilitan, sin razón alguna, la comunicación y comprensión entre las personas. Pero posiblemente de esto se trata la vida y tal vez estas peculiaridades de lo humano no sean otra cosa que un vehículo que nos sirve para alcanzar una verdadera y sólida madurez, o como decía Buda, despertar y hacernos conscientes, alcanzando esa máxima del budismo que es la iluminación. Buda no enseñaba una doctrina, le decía a sus discípulos que debían encontrar su propio camino, que el camino andado por otro quizá no funcionaría para ellos. Tal vez este sea el tipo de educador que necesitan nuestros niños hoy. Se debe educar a los niños para la vida y no para pasar un examen. Quizás esta sea la máxima de una verdadera educación humanista, a la que todos deberíamos aspirar.
En esta película veo un total enfoque humanístico de la educación, a la que no escapa la educación de adultos. Recordemos que partimos de la premisa de que el proceso de aprendizaje y adaptación es un continuum que no se acaba sino con la muerte. En consecuencia, el ser humano adulto no es un ente completamente acabado, se perfecciona a lo largo de la vida y evoluciona con ella. Quiero recordar aquí aquel diálogo entre el zorro y el Principito de ese pequeño gran libro que es El Principito de Saint Exupery: “Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Estas palabras resumen de modo magistral el pensamiento Robinsoniano cuya máxima principal reza: más corazones en la escuela y menos cerebros.
De acuerdo con el filósofo español Fernando Savater en su libro El valor de elegir, no se nace siendo humano, sino nos hacemos humanos a lo largo de la vida en nuestra interacción con otros humanos. Es decir, dentro del entorno familiar y social. Aprendemos a ser de este modo seres humanos. En consecuencia, y como con lo humano no se nace, debemos ser cuidadosos de no perder nuestra humanidad. Hitler perdió, si es que alguna vez la tuvo, su humanidad al lanzar a Alemania y a toda Europa hacia un abismo que terminó con la vida de más de 50 millones de seres humanos. Es por ello que la ética y la moral, entendida esta última liberada de todo puritanismo, no se deben ser excluidas del proceso educativo, incluyendo la formación de adultos. En tal sentido, la humanidad es algo por lo que debemos velar y luchar.
Que interesante la información que han compartido.
ResponderEliminar¡También me gustaría compartir con ustedes información esta relacionada!.
GEPUC
Diplomados de Gestion, Diplomados, Diploma en Gerencia, Liderazgo en Desarrollo de Proyectos, Mejoramiento de Gestion de Operaciones, Liderazgo Ejecutivo
Visita su pagina web: http://www.esschneider.cl